A lo largo de nuestra vida soñamos con alcanzar algo que queremos cumplir pueden ser nuestras metas o logros, aquello que tanto deseamos o que nos hemos propuesto. Pero, ¿qué pasa cuando no logramos alcanzar todo eso que nos habíamos propuesto o que tanto hemos querido?
Piensa por un momento, en cómo te has sentido en esos momentos cuando volteas a ver hacía atrás y no has logrado aquello que te has propuesto. Puede ser la compra de carro, obtener un trabajo, realizar un viaje, cumplir un sueño o meta.
A lo largo de nuestra vida, todo eso que no hemos podido lograr nos hace sentir frustrados y ¿qué es la frustración?, «la frustración es el incumplimiento o imposibilidad de lograr un deseo.»
Todos nos hemos sentido frustrados, pero Dios quiere recodarte tres cosas: el tiene una promesa para ti, quiere llenarte de esperanza y quiere traer libertad a tu corazón. Tal y como lo dice Romanos 8:18-21, “mantente firme en esperanza, que él traerá libertad a tu corazón.”
Vemos el ejemplo de Abraham y Sara queriendo concebir un hijo, tuvieron que esperar mucho tiempo. Pero Dios tenía una promesa para ellos que era traer la descendencia a sus vidas. Cumpliendo aquello que les había prometido, como lo hará contigo y conmigo. Para ello, no debemos perder la esperanza en Dios y a su vez, no quitar nuestra mirada de él.
Así como, Abraham y Sara seguramente ellos se sintieron frustrados por que pensaron que no podrían concebir un hijo, de nunca experimentar la maternidad y paternidad, de no poder jugar con su bebé, de no ver crecer a su bebé…. Sin embargo, ellos siguieron creyendo en el poder de Dios y nunca perdieron la esperanza de la promesa que Él había hecho a sus vidas.
Dios tiene una promesa para ti, él quiere liberar tu corazón de toda esa frustración y quiere reconstruir esos sueños abandonados. Él quiere que podamos volver a soñar y creer en todo eso que dábamos por perdido.
No dejes que la frustración te robe esa esperanza, te robe esos sueños y esos anhelos de tu corazón. Por que Dios tiene algo mucho más grande para ti, la promesa que Dios tiene para tu vida, es mucho más grande que esa frustración y de los sueños abandonados.